El estudio de la motivación y
emoción ha tenido una amplia difusión en el siglo XX. Se considera que las
primeras décadas del XX constituyeron un florecimiento. Hubo un estancamiento
en los ’70 pero en los ’90 todo cambia y se puede considerar que en la
actualidad estamos en la época dorada, hay muchos datos enriquecedores que dan
difusión al estudio de la motivación.
El estudio de la motivación es
complejo. Según Heckhausen la psicología se va a plantear 3 tipos de objetivos:
¿Qué hace el organismo?
¿Cómo lo hace?
¿Por qué lo hace?
La psicología va a estudiar
conductas, va a buscar regularidades y determinar los factores que determinen
esos comportamientos.
Por otro lado, resulta ingenuo que existiese una única
teoría de la motivación porque dentro de ésta se incluyen tanto aspectos
fisiológicos como conductuales hasta aspectos cognitivos y psicosociales.
Cuando se analiza la motivación se
encuentra por una parte estados relacionados con necesidades primarias
guiados por la búsqueda de reforzadores primarios y con una
base fisiológica bien establecida y por otro lado se encuentran estados
relacionados con necesidades adquiridas y guiados por la búsqueda de una amplia
gama de reforzadores secundarios.
Ese primer tipo
de necesidades serían innatas y tratarían de asegurar la
supervivencia, el otro tipo
de necesidades serían adquiridas y fomentarían el crecimiento
personal y social.
Centrándonos en el deporte, concretamente en el atletismo podríamos decir a modo de consejos para cuidar tu
motivación que identifiques en primer lugar los motivos por los que corres, una
vez hecho esto te será más fácil establecer prioridades y organizar tu día en
torno a la actividad deportiva que practiques.
Otro aspecto
clave es identificar las posibles incompatibilidades que surgen y los costes,
por ejemplo el tiempo invertido en preparar un maratón compaginado con trabajo,
familia y amig@s. Tienes que ser muy consciente que preparar una prueba de esta
envergadura requiere un sacrificio, constancia y entrega por tu parte que no
tod@s están dispuestos a pagar.
Aquí entra en
juego la teoría costes-beneficios, si los costes suponen más que los beneficios
en tu caso es posible que no logres conseguir el objetivo, aquí deberías
replantear de nuevo los motivos que te llevaron a preparar esta u otra prueba,
de nuevo los motivos son muy personales para cada persona, pero si algo he
aprendido durante estos años como psicóloga y como atleta amateur es el
significado de la motivación intrínseca vs motivación extrínseca. ¿A qué me
refiero con esto?
Cuando hablamos de motivación intrínseca nos referimos al reporte que me produce realizar
esa actividad en sí misma, preparar esa prueba a nivel interno, como por
ejemplo; sentirte activo, vivo, disfrutar de la actividad por el mero hecho de
hacerlo, aquí también ayuda compartir esos momentos con un grupo de personas
que lo viven de igual o parecida manera a como tú lo haces, organizar un viaje
para esa prueba, disfrutar del camino (más que esperar al día D), sentirte
fuerte a cada zancada, notar como mejoras día a día, superar tus propias
barreras e incluso sentirte mejor persona.
Por el contrario, cuando nos referimos a motivación extrínseca, el
comportamiento es motivado por el deseo de obtener algo o evitar un resultado
adverso, aquí el factor motivador no es una consecuencia natural de la tarea,
por ejemplo participar en una carrera para obtener una medalla, reconocimiento.
¿Cuántos han comenzado a realizar una actividad
deportiva como correr por el mero hecho de disfrutar de ese momento,
desconectar del trabajo, etcétera y han acabado presos de la frustración al ver
mermados o no conseguidos sus objetivos quizá demasiado ambiciosos, pasando así
de la motivación intrínseca a la extrínseca? O ¿Cuántos han comenzado a correr “porque
eso del running está de moda”, “por perder esos kilitos de más”, “porque llega
el verano y con ello la operación bikini” y pasados unos meses lo han
abandonado?
Cuando esto ocurre suele traer consigo un decaimiento
de su motivación y reducción o eliminación por completo de la actividad.
¿Pero por qué?
Fácil, han dejado su motivación en manos de algo
externo que no pueden controlar (en cierto modo) y esto los deja abatidos, o
simplemente toman la actividad no como algo por lo que disfrutas sino algo que
supone “una obligación” para conseguir “estar flaco, a la moda, etcétera”. De
nuevo dejan su motivación en manos de lo ajeno.
Desde mi punto de vista, considero que ambas
motivaciones son necesarias, ya que la intrínseca nos empuja a realizar esa
tarea por los beneficios personales que nos reporta y la extrínseca nos da el
input para seguir o remontar en momentos clave, como por ejemplo el
reconocimiento social y el feedback positivo cuando el rendimiento de alguien
supera la media puede aumentar su motivación intrínseca.
Las recompensas extrínsecas pueden ser utilizadas
también para motivar a otros a adquirir nuevas habilidades o iniciarse en la
práctica deportiva y/o del atletismo, ya que una vez estas habilidades
tempranas se han aprendido, las personas pueden transformarlo hacia una motivación
intrínseca para continuar con el desarrollo de su actividad.
Con todo, me decantaría por una mayor dosis de
motivación intrínseca y unas pinceladas de motivación extrínseca, pero sobre
todo a modo de conclusión, en el equilibrio siempre está la virtud.
SI TU MENTE PUEDE CREERLO, TUS PIERNAS PUEDEN CONSEGUIRLO: CORRE.
Carolina Romero.
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