Y ME DI PERMISO


Cuando eres capaz de mirar atrás y esbozar una sonrisa como actitud general a tu paso por la tierra, cuando piensas en el mundo que era realizar cualquier cosa que hoy apenas le das significado e importancia, y sobre todo, cuando te visualizas en las derrotas, en la más absoluta tristeza, en los fracasos, cuando te recuerdas frágil, incapaz de desplegar tus armas, cuando tu mejor amiga te engañó con tu pareja, cuando ésta te engañó con todo, cuando te ridiculizaron, cuando te faltaron el respeto y no solo no te enfrentaste, sino que pusiste la otra mejilla, cuando te vendieron por el egoísmo de mirarse el ombligo, cuando aguantaste el frío del invierno, y SEGUISTE.
Pero sobre todo, cuando hiciste las maletas y empezaste de nuevo.
Cuando dijiste NO, cuando abriste los ojos, cuando te hablaban lo mismo y dejaste de creer en ellos para CREER EN TI. 
Cuando te enfrentaste a un jefe tirano y a pesar de tu dulce voz, con piernas temblorosas, sacaste a la loba que llevas dentro y TE VALORASTE. Cuando no dormías persiguiendo tus sueños, y sonreías GRANDE.
 Cuando corrías escapando de todo y al final te encontrabas. Cuando dabas oportunidad al CAMBIO y con nervios en la tripa te atrevías a ello. Cuando compartías lo que tienes y te hacía feliz. ¿Por qué será que el amor es lo único que crece cuando se reparte?
 Cuando aprendiste que sigues siendo TÚ a pesar de las circunstancias, cuando descubriste que se puede amar de infinitas formas pero solo hay una para siempre y es el AMOR A TI MISM@. Cuando supiste de esto y entendiste que para amar a otro ser humano tienes que quererte mucho primero.
Cuando dejaste de sentirte culpable por romper viejas creencias que ya no tenían cabida en tu vida y experimentaste nuevas rutas, y supiste ver con visión panorámica con que quedarte y que desechar.
Cuando miraste el calendario y descubriste que lo que cuenta no son los años sino lo que has vivido en esos años.
 Cuando los amigos se cuentan con una mano, y estos no son perfectos, como tú tampoco lo eres, y a su vez, aprendes que van doliendo menos las traiciones y no detienes tu tiempo en nimiedades. Cuando miras hacia delante y valoras lo realmente IMPORTANTE.
Cuando las decepciones dependen de las expectativas que nos hemos generado y eres consciente plenamente de ello. Cuando tu corazón va por bandera, pero ahora la razón lo controla. Cuando detectas rápidamente lo que sabes que NO va y lo que te dejas autoengañar “por si”.
Cuando juegas como una niña y te diviertes, pero sabes tus límites. Cuando no te escuchas y pisas el acelerador y confías que si, y la vida te da sus SÍES.
Cuando vuelves y cuando te vas y le sonríes a los problemas, y aprendes a vivir el momento. Cuando planificas, y cuando no te obsesionas con los largos plazos, y cumples objetivos en el corto.
Cuando dejas de ser perfecta y aceptas tus errores y no te martirizas por eso, sino que TE AMAS con todo.
Cuando sigues manteniendo la misma CURIOSIDAD que de pequeña y te apasiona descubrir lugares, personas, objetos nuevos y diferentes, y exprimes todo lo que te aportan y te empapas de ello.
Cuando te regalas saltarte tus reglas y te ríes de ti. Cuando descubres que para cumplirlas hay que dejar de hacerlas en ocasiones.
Ahora eres un mago de ti, y sabes que los pensamientos controlan una vida, atraes lo que piensas y esto depende solo y exclusivamente de uno mismo. Si algo no funciona, STOP, puedes frenarlo, no culpes a nadie del poder que reside en ti para cambiar las cosas.
¿Y si conspiramos para ser felices? ¿Y si nos damos permiso para hacer feliz a las personas y por ende a nosotros mismos?
Bendita madurez. 





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