Hoy quiero hablaros del arte de
no amargarse la vida.
Pasamos buena parte de nuestra
existencia pensando en lo que vendrá
después, en construir ahora para tener el gozo mañana. Lo cierto es que
no existe otro momento que no sea este.
Te inicias en el atletismo
queriendo correr 10 kilómetros seguidos
sin haber conseguido una carrera continua más allá de 4km, envidias a esas
personas que parecen flotar mientras sus piernas corren. Párate a pensar. Tú y
solo tú eres la máxima competencia que te va a acompañar el resto de tus días.
El hecho de que ya hayas tomado
la determinación de iniciar este camino y en el momento justo en el que tu
corazón empieza a bombear rápido ante esas primeras zancadas ya te posiciona
como ese ser excepcional que eres. Eres único y maravilloso. ¿Me crees?
Pues mira a tu alrededor y
observa a todos esos que dicen y hablan y critican mientras se sitúan en la barrera. Y déjalos atrás. Marca
la diferencia.
La vida es un gozo en la que lo
único seguro es que ninguno quedaremos vivos, ¿merece la pena lamentarse o
preocuparse por cosas que no han pasado?
Por el trayecto conoceremos
personas nuevas que nos despierten curiosidades dispares, puede que compartas
alguna carrera con ellas, quizá solo parte de esta y no por eso son menos
importantes, son parte de tu camino. Algunas solo vienen para hacernos más
ameno ese trayecto, otras sin embargo vienen para hacer temblar tu piso, tu
zona segura, para empujarte de donde estás situado o incluso para destruir tus “yo
nunca”, para que cambies de paradigma y despegues, y corras como nunca habías
hecho.
En este camino tropezarás más de
una vez, y te verás de bruces en el suelo, preguntándote el porqué de esta
caída. No te lamentes. ¡Sigue!
Lo mejor de las caídas es lo que
haces de ellas, lo que construyes en base a ello, y sobre todo lo que te dices
para volver a caer en el mismo lugar, para mantenerte tirado en el fango, o
para impulsarte y aprender de ello.
El lenguaje
interno es de suma relevancia en tu rendimiento, en tu capacidad de
sobreponerte y en sacudirte las heridas sin hacer un drama por ello.
Desde la corriente psicológica
cognitivo conductual podemos aprender a identificar estos patrones de
pensamiento, llamados pensamientos automáticos que aparecen ahí de pronto en
forma de: “¿te caíste? Eso es porque eres un completo torpe, no aprendes nunca,
es horrible que me pase esto, todo lo malo me pasa a mí, etc”. (Más adelante
explico el significado de estos pensamientos).
¿Te suena de algo? Seguro que más
de una vez lo has pensado. Pero, tranquilo, es muy humano todo lo que te pasa.
No estás loco.
Todo esto forma parte de tu
historia de aprendizaje, tu relación con tus padres, como te educaron, la forma
de castigos que recibías de pequeño, tu relación con el grupo de iguales en la
adolescencia, tus fracasos en el terreno personal y la base genética que conforma tu personalidad.
En relación a esto, cabe destacar
a dos grandes referentes en la terapia cognitivo conductual.
Aaron T. Beck, profesor de psiquiatría en la Universidad de
Pensilvania, graduado en la Universidad de Brown en 1942 y en la Escuela de
Medicina de Yale en 1946. En la década de 1960 desarrolló el sistema de
psicoterapia tan presente actualmente en las consultas de psicología, conocido
como Terapia Cognitivo Conductual o “TCC”.
El Dr. Beck y sus
colaboradores, han investigado la eficacia de esta forma de la terapia cognitiva para tratar
un amplio abanico de trastornos, incluyendo la depresión, ansiedad, trastornos
de personalidad. Actualmente se sigue investigando con una gran cantidad de
trastornos, como la esquizofrenia o el dolor crónico desde una perspectiva
cognitiva.
Beck (1967) diferenció primeramente 6 distorsiones cognitivas, pero fue en
1979 cuando Beck et al., las ampliaron a 11:
- Pensamiento de todo o nada
- Sobregeneralización
- Descontar lo positivo
- Saltar a las conclusiones
- Leer la mente
- Adivinación
- Magnificar/minimizar
- Razonamiento emocional
- Declaraciones de “debería”
- Etiquetar
- Culpabilidad inapropiada.
¿Identificas alguna con la que
convivas? ¿Responden a las cuestiones planteadas anteriormente?
Como ves, esto forma parte de tu
estilo de afrontamiento, pero el hecho de identificarlo como una distorsión de
tus pensamientos te sitúa en el actor principal de tu vida para cambiar lo que
hasta ahora te genera crispación, insatisfacción, dolor e inseguridad en tu
vida o en tus carreras.
El otro gran impulsor de esta
corriente fue Albert Ellis, psicoterapeuta
cognitivo estadounidense que allá por 1955 desarrolló la terapia racional emotiva conductual (TREC). Su método terapéutico intenta descubrir las irracionalidades de
nuestros pensamientos y con ello sanar las emociones dolorosas, dramatizadas y
exageradas que son consecuencia de los esquemas mentales distorsionados.
Ellis parte de la hipótesis de
que no son los acontecimientos (A) los que nos generan los estados emocionales
(C), sino la manera de interpretarlos (B). No es A quien genera C, sino B. Por
tanto, si somos capaces de cambiar nuestros esquemas mentales (D) seremos
capaces de generar nuevos estados emocionales (E) menos dolorosos y más acordes
con la realidad, por tanto, más racionales y realistas.
Ellis desarrolló 11 creencias irracionales que desde aquí
te invito a que investigues y tomes riendas sobre tu comportamiento en base a
esto. Estas ideas fueron resumidas en 3 básicas:
Con respecto a:
1) Uno mismo: “Debo hacer las cosas bien y merecer la aprobación de los demás por
mis actuaciones”.
2) Los demás: “Los demás deben actuar de forma agradable, considerada y justa”.
3) La vida o el mundo: “La vida debe ofrecerme unas condiciones buenas y fáciles para que
pueda conseguir lo que quiero sin mucho esfuerzo y comodidad”.
Como puedes
observar en este breve repaso, el único camino es el que haces hacia el
interior, avanzando, retrocediendo, tropezando, corrigiendo, aprendiendo de los
errores, identificando los patrones erróneos de pensamiento que repercuten en
tus conductas, y por ende en las consecuencias que de estas se derivan,
volviendo a empezar, pero sobre todo, CONSTRUYENDO
TU YO INTERNO hacia la excelencia personal, y esta como veremos en
posteriores post, no pasa ni por ser la mejor, ni ser perfecta, ni gustarle a
todo el mundo.
Pasa por ser feliz con lo que haces y más que nada con la persona que ya
ERES:
EXTRAORDINARIAMENTE MARAVILLOSA.
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