Lunes
23 de febrero, casi un año después de mi competición personal llega el
resultado. Un sobresaliente, media de todo el curso, de cada una de las mini
competiciones, de cada ejercicio, de cada práctica, de cada tema y finalmente
de un proyecto.
Si
miro con lupa, han sido muchas noches en vela, un trabajo diario y lucha
personal, un sacrificio económico, un querer salir y un deber estudiar,
combinado con el trabajo laboral 1 y un nefasto clima en el que no se respetaba
a los empleados y en el que hemos ido saliendo debiéndonos varios meses de
salario, así como la colaboración 2 que me metí para seguir aprendiendo y
obtener un extra, hacían de mi
aprovechar cada momento al máximo, sacar todo el partido de mi misma, seguir
cuando quería dejarlo todo.
No
me gusta tirar flores, pero por una vez he sacado tan buenísimas notas y en
unas condiciones personales bastante complicadas. ¿Por qué os cuento esto?
Porque
el ser humano es capaz de casi cualquier cosa tanto en el terreno psicológico
como en el físico.
¿Qué hace que unos lo logren y otros no? El
CREER, que podemos. El QUERER conseguirlo. Y algo que me encanta y me
entusiasma de las personas LAS GANAS.
¿Qué
nos impulsa a seguir? La PASIÓN por conseguir nuestros sueños.
Últimamente
estamos viviendo en una era de competición, ¿quién es la más guapa?, ¿quién
lleva el mejor vestido?, ¿quién es la más flaca?, ¿quién es el más rápido?, ¿quién
más fuerte?, ¿quién sabe más sobre la crisis del euro?, ¿quién se liga a más?,
¿quién tiene más?, ¿quién lo logra más fácil?, ¿quién es quién?
Podemos
ver en nuestro entorno como todos de una forma u otra competimos por “tener la
razón”, ser “los mejores”, los “ojitos derechos”.
Y yo
me pregunto, ¿por qué nos complicamos tanto?
Si
competimos que sea de forma sana y saludable, es decir, por superarnos a
nosotros mismos día a día, por batir nuestros retos personales, por poder
contra la pereza, los miedos, la negatividad, la inseguridad, las mentiras, por
ser mejores personas. ¿Acaso hay una mejor liga de competición?
Si
me compañero se cae no pisotear para llegar yo el primero, sino dar nuestra
mano para llegar juntos ¿hay algo más bonito que eso?
Si
me equivoco no me reprendas a palos, ponte en mi lugar y entonces entenderemos
que los dos nos equivocamos.
El
diálogo siempre ayuda a mejorar, las críticas siempre son buenas cuando son
constructivas y cuando los dos crecemos. El rencor, el odio, las malas artes,
el criticar de forma gratuita y sin contrastar nos aleja como personas, como
grupo, como familia, como equipo.
Siempre
es buen momento para rectificar, para volver a empezar y para cambiar lo que no
funciona.
Os
animo a luchar con todas vuestras fuerzas y a manteneros siempre hambrientos.
Felices sueños
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